Santiago de Compostela es una ciudad mágica, llena de historia y tradición. Desde que llegamos con mis hijas para visitar la famosa catedral, nos quedamos maravilladas por la belleza de sus calles empedradas y sus impresionantes monumentos.
La catedral de Santiago es sin duda el monumento más emblemático de la ciudad. Su imponente fachada barroca y sus torres altas se alzan majestuosamente sobre la plaza del Obradoiro, creando una imagen inolvidable. Al entrar en su interior, nos quedamos sin aliento al contemplar la magnífica arquitectura gótica y las impresionantes vidrieras que adornan sus paredes.
Paseando por las estrechas calles del casco antiguo, descubrimos otros monumentos igualmente impresionantes, como la iglesia de San Martín Pinario o el monasterio de San Paio de Antealtares. Cada rincón de la ciudad está lleno de historia y encanto, y nos sentimos privilegiadas de poder recorrer sus calles y descubrir sus secretos.
Además de su riqueza cultural, Santiago de Compostela es también conocida por ser la capital de Galicia. Esta comunidad autónoma del norte de España es famosa por su gastronomía, especialmente por sus deliciosos mariscos y pescados frescos. Durante nuestra visita, no pudimos resistirnos a probar algunos platos típicos gallegos en los acogedores restaurantes del casco antiguo.
Para llegar a Santiago de Compostela, volamos al aeropuerto internacional de Lavacolla, situado a unos 15 kilómetros de la ciudad. El aeropuerto cuenta con conexiones directas con varias ciudades españolas y europeas, lo que facilita mucho el acceso a esta joya del norte de España.
En cuanto al clima, Santiago de Compostela tiene un clima atlántico suave, con veranos cálidos e inviernos suaves. Durante nuestra visita en verano, disfrutamos de días soleados y temperaturas agradables que nos permitieron pasear cómodamente por la ciudad y disfrutar de sus encantadores rincones.
En cuanto a la seguridad en las calles, nos sentimos muy seguras durante nuestra estancia en Santiago de Compostela. La ciudad es tranquila y acogedora, y tanto de día como de noche pudimos pasear sin preocupaciones por sus calles. Además, la presencia policial es notable en todo momento, lo que contribuye a mantener un ambiente seguro para los visitantes.
Una experiencia única que vivimos durante nuestra visita fue asistir a las fiestas del 25 de julio, día en el que se celebra el Día Nacional de Galicia. Durante esta jornada festiva, las calles se llenan de música, bailes tradicionales y actividades culturales para celebrar la identidad gallega. Fue emocionante poder participar en estas festividades y conocer más sobre la cultura y las tradiciones gallegas.
Otro aspecto fascinante de Santiago de Compostela son los peregrinos que llegan a la ciudad procedentes de todos los rincones del mundo. Muchos peregrinos recorren el Camino de Santiago para llegar hasta la catedral y rendir homenaje al apóstol Santiago. Durante nuestra visita, pudimos ver a estos valientes caminantes llegar exhaustos pero felices tras haber completado su viaje espiritual.
En resumen, Santiago de Compostela es una ciudad única que merece ser visitada al menos una vez en la vida. Su riqueza cultural, su belleza arquitectónica y su ambiente acogedor hacen que sea un destino perfecto para disfrutar en familia o con amigos. Sin duda alguna, volveremos pronto para seguir explorando esta joya del norte de España. Os recomiendo visitar Santiago, la ciudad donde termina el famoso Camino de Santiago.