Esta cámara lleva en nuestro poder algo más de dos años y pese a las manazas de mi hija mayor, continúa funcionando, aunque eso sí, a veces nos da un fallo de lectura de la tarjeta de memoria que nos obliga a encenderla y apagarla para volver a utilizarla.
Pero demasiado dura nos ha salido, pues durante este tiempo ha sufrido varias caídas de diferente intensidad e incluso le ha llovido y lo que es peor, se ha llenado de polvo y arena, que servidor ha tenido que limpiar.
Siempre nos ha gustado mucho, especialmente por su estabilizador de imagen que es de una excelente precisión, con lo que se logra que no salga ni una sola fotografía movida, por lo que la considero ideal para retratos y la congelación de movimientos, aunque nos aporta fotografías con una magnífica coloración, buena definición.
Como aspecto negativo indicar que tiene un visor prácticamente testimonial, prácticamente inútil, debido a su reducido tamaño, y que su pantalla con poca luz, al enfocar no es demasiado nítida que digamos.
En cuanto a su autonomía, debo decir que he llegado a tirar unas 200 fotografías y su batería de litio ha aguantado perfectamente.
Otro punto fuerte de esta cámara es que usa tarjetas SD, que son baratas y compatibles en la mayoría de lectores de tarjeta de ordenadores.
Hoy desconozco el precio, pero como en el mundo de la tecnología todo se queda obsoleto pronto, creo que os costará bastante menos de los casi prohibitivos 300 euros que nos costó en su momento.
Lo mejor de esta cámara es su facilidad de transporte pues cabe en cualquier bolsillo al ser más pequeña que un paquete de cigarrillos.