Aunque en general no soy partidaria de los productos que venden en Yves Rocher porque soy de las que creo que lo barato termina saliendo caro, hay que reconocer que esta marca tiene algunos buenos productos, sobre todo considerando su precio. Lamentablemente, no es el caso de este desmaquillador.
En primer lugar hay que decir que se trata de un desmaquillante de ojos a la camomila y viene en botes de rosca (ideales para llevar en el bolso sin que se derrame el producto) de 125 mL, con un color azul. Según la etiqueta que hay en la parte trasera del envase, se trata de un desmaquillante suave, refrescante y calmante. Y en efecto, logra un notable efecto calmante sobre la piel, además de que es fácil de aplicar y se desliza muy bien sobre la piel, además de que incluye algo que no he visto en otros desmaquilladores y es la función antioxidante para mantener nuestra mirada más joven.
En el lado de las desventajas tenemos que un bote de 125 mL sale por más de 4 euros, lo cual entra en contradicción con la política de esta marca de ofrecer productos asequibles para todos los bolsillos, aunque esto puede verse compensado con los muchos descuentos y promociones que hace esta marca.
Y por último, pero no menos importante, este desmaquillante de ojos... ¡NO DESMAQUILLA! En mi caso probé a impregnar el producto en el algodoncillo y a extenderlo en la zona maquillada pero, después de aplicarlo, tanto la sombra de ojos, como el rimmel y el lápiz de ojos, ¡siguen ahí! Y esto sin usar maquillajes resistentes al agua.
En fin, pues eso, un producto que no hace aquéllo para lo que se ha producido.