Uno de los hoteles que más me gustan de Santander es el Hotel Chiqui, un hotel tranquilo que tiene unas preciosas vistas desde sus habitaciones a la playa del Sardinero.
Es un hotel perfecto tanto para pasar un fin de semana con tu pareja como para pasar unas vacaciones familiares tranquilas.
Nuestra habitación tenía terraza, desde donde se veía toda la playa. No pudimos bajar a bañarnos porque la mar estaba bastante picada pese a ser todavía septiembre.
La habitación era amplia, luminosa, con la terracita que os dije. No había ningún ruido pese a que el hotel estaba hasta los topes de gente.
La conexión wi fi nos salió gratis. Menos mal porque ya gastamos una pasta en las bebidas del minibar y en comer en el restaurante del hotel. Algún día fuimos a otros restaurantes, pero por ahí venía saliendo el precio.
La habitación estaba bien, como os he dicho, pero el cuarto de baño me pareció demasiado pequeño. La mampara de la minúscula bañera estaba pegada a la pileta. Me agobiaba tanta estrechez. Menos mal que estaba todo muy limpio.
El hotel está bien comunicado con el centro de la ciudad. Cerca tienes parada de autobús. No tuvimos que recurrir a autobuses ni a taxis porque llevamos nuestro automóvil. Es lo más cómodo para desplazarte por los alrededores, sobre todo si vas con niños.
Poco nos desplazamos. Pasamos mucho tiempo en la terraza de la habitación. Era un sueño comer allí mirando el mar. El hotel está en primera línea de playa. Es estupendo. Este San Valentín estuvimos a punto de ir solos. Al final no fuimos porque a mí se me antojó el sol y en Santander no daban buen tiempo para esos días.