Compré este verano la crema La Roche Posay Rosaliac XL Ligera para tratarme unas rojeces en la piel de la cara que me habían salido tras un día de sol y playa. La crema en cuestión no fue tan buena como yo esperaba porque la farmacéutica me había contado maravillas de La Roche Posay Rosaliac XL Ligera.
Está indicada para pieles mistas como la mía, pero dista mucho de ser ideal. Yo la usé durante unos diez días y apenas conseguí que las rojeces de mi piel fueran a menos. Para más inri me salieron unos granitos en la frente. Fue entonces cuando la tiré directamente a la basura. Los granitos me los había causado la crema fijo.
Fueron 18 euros tirados. La crema es cara. La encuentras a vender en muchas farmacias. Sorprende que una crema de farmacia dé tan malos resultados, al menos en mi caso.
Otra desventaja que le encontré a La Roche Posay Rosaliac XL Ligera fue su asqueroso olor. No es un olor nada discreto. Hay cremas que huelen mal, pero no dan tanto el cante. Cuando abres el tubo de esta crema se pega el horrible olor hasta en las cortinas de la habitación. Por eso yo me la aplicaba siempre en el cuarto de baño.
No la recomiendo. Mi piel me la absorbía fatal. Me dejaba una sensación de grasa horrorosa. Encima te la venden como fabricada en Francia. Lo pone en el envase.
El envase es una botella de color blanco muy sencilla que cierra con un tapón de rosca de color azul. No me gusta ni me deja de gustar.