El Café Colón de Madrid está decorado con un estilo art decó moderno. Tiene mucho latón, mármol, madera, terciopelos rosas mezclados con cemento pulido y el hierro que parece salido de otros tiempos. En los suelos hay mucha geometría y en muchos sitios del local no faltan las telas tropicales.
Es un restaurante caro, pero es cómodo porque sus espacios son amplios y no hay mucho agobio de gente. Te sientes cómoda saboreando sus comidas. Lo que no resulta tan cómodo es saborear los precios. Es caro.
A mi chico le gusta mucho el sorbete de mojito. Creo que es por lo que quiere ir siempre a este restaurante que está en la Plaza de Colón de la capital del Reino. La comida no va muy allá. Vale más el precio que la comida. La última vez que estuvimos nos sirvieron unas almejas que tenían buen aspecto, pero no me parecieron muy frescas. Estaban tan pegadas a las conchas que las dejé. Temía que estuvieran perdidas. No valían los 16 euros que nos cobraron por plato. Ese fue el primer plato. De segundo plato nos trajeron una hamburguesa de Kobe casi quemada. y un risotto de boletus con el parmesano tan agrio como una naranja verde.
Tienen comidas mejores que otras. Por ejemplo, el arroz ibérico es impresionante y el picadillo y la ensaladilla rusa también están muy buenos. Lo mismo puedo decir de los canelones.
Os lo recomiendo. El trato del personal es muy bueno. Los camareros te atienden rápido. Es una pena que los recios no sean más bajos y algunos platos no sean mejores. Mi chico es un experto en acertar con los platos de la carta más sabrosos. Yo no tengo tanta suerte. Aún recuerdo una lubina a la sal más salada que una salina.
Lo que no es recomendable es ir cuando hay alguna fiesta. Un día nos coincidió que había una Primera Comunión y el ruido era notable. Salí con dolor de cabeza.