Esta videoconsola fue un regalo de Reyes que recibí hace ya unos cuantos años, y permaneció junto a nosotros por un buen número de años en nuestro poder, tantos como para pasar de las manos del padre a tener que ser compartida con el hijo que hasta hace muy poco la ha estado utilizando.
Aunque seguramente las nuevas consolas de Nintendo sean superiores en prestaciones a esta vieja consola, debo decir en su defensa que los gráficos que ofrecía eran bastante buenos para la época y que poseía una diversidad de juegos, precursora de la actual variedad y lista de títulos que hoy podemos disfrutar para Nintendo.
Si bien sus mandos no disponían de la capacidad de vibrar, si que en cambio eran, al igual que toda la consola, de una buena consistencia, lo que unido a un buen uso, hizo que esta alcanzará un buen nivel de perdurabilidad.
El precio en su día era tan desorbitado para mí, como lo son hoy las consolas más caras y punteras del mercado, que no son precisamente las de la marca bajo mi criterio.
En su contra, el impirateable y voluminoso sistema de cartuchos, que nos obligaba a ocupar un tremendo espacio en nuestras estanterías.
Estos cartuchos, además eran realmente caros, pues fácilmente, un título que se encontrara de moda, podía superar incluso las 10.000 pesetas de entonces si mal no recuerdo, aunque en cambio, el mercado de cambio y segunda mano era muchísimo más socorrido para nuestra economía.
No disponía tampoco de tantos accesorios como las actuales consolas, aunque sí que había alguno por ahí.