El Hotel Los Olivos está ubicado en el poligóno del mismo nombre a las afueras de Getafe y muy próximo al Cerro de Los Ángeles.
Es un tres estrellas que no merece tal calificación. Nada más entrar ya notas su aspecto de pensión barata.
La decoración es muy sencilla. En limpiar habitaciones y baños no se matan. Enseguida noté que la bañera no había sido limpiada a fondo y tuve que volverla a limpiar yo misma porque tal como estaba no me metía en ella ni loca. En el cuarto de baño había un bidé y un kit de aseo justito.
En cuanto a la cama decir que era amplia, pero el colchón me resultó muy duro. Dormí fatal. Sobre todo porque se oían las voces de unos críos que estaban de viaje de fin de curso. Les faltó nada para que me fuera a sumar a su fiesta.
Había piscina. Yo ni siquiera me asomé a verla. Lo último que me apetecía era meterme entre chavalería sin domar a darme un baño.
No le aconsejo a nadie que quede a comer en su restaurante. El menú prometido y el menú recibido distan bastante. Lo que sobre el papel te pintan como una comida suculenta queda en poco más que unas raciones escasas. La carne que sirven te la miden como si hubiera escasez y son capaces de ponerte helados de postre hasta cuando hace un frío que pela. Donde sí son suculentos es en la cantidad de sandía y melón que sirven.
No creo que repita. Prefiero hoteles menos solitarios y más cuidados en cuanto a limpieza y a deocración. Lo único bueno que puedo decir es que los empleados eran amables, incluidos los de recepción.