El Hotel Dream Castillo Papagayo es un buen hotel para unas vacaciones tranquilas en Lanzarote. Yo estuve allí con mi marido y mi hija el pasado enero.
Nuestra habitación era un pequeño apartamento, con la habitación en sí, una salita y un cuarto de baño amplio. En la salita había un sofá-cama, estaba el televisor y tenía terraza. También en la habitación había televisor. Desde allí accedías al cuarto de baño, que disponía de una bañera con hidromasaje más la ducha correspondiente.
Nos sobró espacio en los armarios, cosa que agradecí porque estoy cansada de que me toquen en casi todos los hoteles armarios diminutos. Era un apartamento tremendamente espacioso. La decoración también era de mi gusto: colores claros y cálidos, nada estridentes.
Pero no todas eran ventajas. La principal desventaja para nosotros fue no tener una conexión a Interet decente. En el apartamento no había ninguna conexión y en recepción tenían una conexión pésima. Aquello no era serio. ¿Qué hotel está hoy en día sin una conexión decente a la Red de Redes?
Todos los días venían a limpiarnos el apartamento. Hacían limpieza a fondo. Te dejaban suelos, baño y cristales brillantes y los muebles sin una mota de polvo.
Las estancias comunes del hotel estaban ubicadas en un edificio distinto al de las habitaciones. Con esto ganamos en tranquilidad y silencio. No llegaban ruidos del bar o del restaurante.
De lo que sí tengo queja es del personal. No eran nada amables. Siempre parecía que estaban enfadados y podían ser hasta cortantes. Cuando venían a reponer geles y champús nos miraban como si le estuviéramos robando. Contaban hasta las toallas. El colmo fue cuando me dijeron que para darme toallas para las piscinas tenía que tener una tarjeta. Pasé de sus toallas y utilicé las mías.
Las piscinas estaban a tope, sobre todo las climatizadas. Yo prefería ir a la playa. Sólo bajé a la piscina porque había una para niños y mi niña quería ir. Bueno, la playa que había a pie de hotel no era gran cosa. Más que arena lo que había allí eran piedras, pero se nadaba bien y nunca estabas sola porque estaba hasta los topes siempre.
También pasé de la animación para niños. Era un agobio porque no podías dejarles a la niña sola. Como Patricia no tenía, ni tiene, cuatro años tenía que estar con papá o mamá y los papás querían ir de fiesta.
A la hora de comer no tuvimos problemas. En este hotel hay mucho buffet a todas horas. Carnes a la plancha, como a mí me gustan, pescado frito y comidas más fuertes con salsas que dejé para los alemanes.