El tarro de cristal de Nescafé es ahora más ergonómico, no un frasco de formas cúbicas totalmente, sino estechado hacia la boca, dándonos mayor facilidad para asirlo.
Quienes gustan del café pueden distinguirlo fácilmente del descafeinado por el color marrón de la tapa ( a diferencia del rojo del que no contiene cafeína, más indicado para hipertensos)
Una vez levantada la tapa de aluminio que precinta el frasco, el contenido nos dará para unas 100 tazas de café, sea preparado con leche o con agua.
Tiene un buen olor, color ( marrón, no anaranjado) y sabor. Una vez preparado, y apenas endulzado resulta un café cremoso y dulce y aromático.
A eso se le suma la comodidad de la preparación instantánea, donde el grado de disolución sin apenas esfuerzo por nuestra parte para remover es de agradecer.
Me gusta el café de cafetera, pero odio que al abrir el paquete de café molido sus finas partículas se esparzan por la cocina a menos que no tenga mucho cuidado. Y luego hay que llenar la cafetera de agua, ponerla en marcha y esperar...
Por eso , es más cómodo el café soluble para el día a día.
Un frasco de 200 gramos cuesta más de 4 euros, pero dado que lo vamos a usar a cucharillas, cunde mucho.