El Hotel Portocobo, Santa Cruz-Oleiros (La Coruña) me sorprendió gratamente no sólo por sus preciosas vistas a la Bahía coruñesa y al castillo de Santa Cruz sino también por su decoración moderna y confortable.
No es un hotel grande. Tiene sólo 57 habitaciones. Cuando estuve conca ocupación tenía. No me extraña con lo que llovía. A la playa no pudimos ir ni un sólo día. Fue una pena. La playa estaba a pie de hotel.
Nuestra habitación era amplia. Estaba decorada en tonos marrones. A mi marido le llamó la atención que no tuviera ni un solo cuadro colgado en la pared. No le hacían falta. Todo estaba muy bien ordenado y limpio. Los suelos eran de madera.
Igual de limpio estaba el cuarto de baño. No era gran cosa, pero no echamos nada de menos. Se parecía bastante al cuarto de baño de nuestra casa en no tener lujos.
Lo que era un lujo era el restaurante del hotel. Tenía unas vistas al mar que te olvidabas de comer. También tenía vistas al mar de servían el buffet del desayuno. Era un buffet correcto: mucha bollería industrial, algún zumo, buen café, infusiones y algo de fruta.
Por el parking no pagamos ningún extra. Tampoco por la conexión a Internet. Yo no había llevado mi portátil y me conecté desde unos ordenadores que tenían al lado de la recepción para uso de los huéspedes.
Me gustó el hotel. Los empleados eran amables. Ciertamente me sorprendió la calidad del servicio que ofrecen en el Portocobo dados sus precios baratos. Sólo nos cobraron 23 euros por día. Un chollo.
Nosotros nos alojamos en este cuatro estrellas porque en uno de sus salones se iba a celebrar la fiesta de bautizo del niño de una amiga mía. Creo que algún día repetiremos. Quedamos contentos.