El NH Grand Hotel Krasnapolsky, Amsterdam, es un hotel muy céntrico. Está en la Plaza Dam, muy cerca de la Estación Central en la que hay metro, autobuses, trenes y tranvía.
Este hotel es un cinco estrellas con 45 habitaciones. Tiene una parte antigua del año 1855 construida en ladrillo rojo. El interior es tan lujosos como te esperas un interior de un cinco estrellas. La recepción tiene una moqueta roja que te hace sentir como si estuvieras pisando la alfombra roja de los Oscar. El mobiliario es antiguo, pero lo tienen muy bien cuidado.
Lo que no me gustó mucho fue saber que aceptaban mascotas. A mí no me gusta alojarme en los hoteles donde hay perros. Sólo pensar que duermo en una cama donde estuvo saltando un perrito al lado de una vieja me da un ataque de asco. Por las mascotas cobraban un suplemento de 20 euros.
Nuestra habitación estaba en la ala anexa al edificio principal del hotel. Era bastante moderna, con wi fi gratuito y estilo minimalista. Teníamos una caja fuerte dentro del gran armario de madera. La cama era grande y cómoda. Junto a la ventana había una pequeña mesa de cristal con dos sillones. No me gustó mucho que a encender el televisor de plasma me dieran la bienvenida con mi nombre y con el nombre de mi chico. No la volví a encender. Mi marido, en cambio, se pasó horas mirando los canales en inglés que tenía.
Del minibar no cogí nada al ver que un refresco costaba 4,50 euros. Me arreglé con unas latas de fanta que llevaba en la maleta.
El cuarto de baño era peor que la habitación. Me pareció un poco pequeño. Mucho mármol, pero pocos metros.
La gran sorpresa fue el desayuno. Cuando nos cobraron 30 euros pro cabeza se me pasó el hambre pare el resto del día. Casi se me cae el techo de cristal de la sala donde lo servían encima. Aquello no podía ser cierto, pero vaya sí era. Me alegré de haberme puesto hasta las cejas de crepes, huevos, bacon y salchichas. Mi marido repitió la copa de champagne que te sirven.
Pese a todo os recomiendo el NH Grand Hotel Krasnapolsky, Amsterdam. Está muy céntrico y la habitación te la dan bien limpia. Mi marido decía que olía a perro, pero no era para tanto. Me he alojado en habitaciones peores.