El Imperial Hotel Toledo, Toledo, está enfrente del alcázar, e la calle Horno de los Bizcochos, 5, una calle un tanto escondida del centro. La zona es bastante tranquila.
A nosotros nos dieron una habitación triple no demasiado grande. No era lujosa. en la decoración primaban la madera y el color blanco, lo cual le daba cierta luminosidad. Las camas eran cómodas. Había tres, dos juntas y otra en un rincón. También había una mesa de escritorio, un buen televisor y una caja fuerte.
El cuarto de baño estaba bien. Tenía una bañera muy grande en la que te podías dar un baño relajante como en tu casa. Nos dejaron tres juegos de toallas y un montón de gel y champú. Los sanitarios se veían limpios aunque no muy nuevos.
El desayuno lo servían en un comedor pequeño. Era un buffet bien surtido y en grandes cantidades. Había yogures, bollería, cafés, infusiones, zumos, cereales, pan... No salías con hambre. Yo agradecí que hubiera yogures porque mis hijas es básicamente lo que desayunan cuando estamos en un hotel. En casa le metes unos cereales, pero en los hoteles sólo quieren yogures y bollos industriales a poder ser.
Os recomiendo este tres estrellas. Tiene una ubicación excelente para ir en plan turista a Toledo. Todo te queda a mano y puedes prescindir del coche. El personal es muy amable, sobre todo los que están en recepción. A nosotros nos ofrecieron una especie de taquillas para guardar maletas si no nos llegaba el espacio en la habitación. Yo siempre llevo mucho equipaje. También os lo recomiendo por la tranquilidad que hay. Apenas se oían ruidos de la calle por la noche. El hotel está en una calle muy tranquila.