El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid, está muy bien para las personas a la que no nos gusta mucho la ciencia, no tanto porque no nos guste sino porque se nos hace poco entendible. Justo por eso lo fui a ver primero con una amiga y después en familia.
Me pareció perfecto para llevar a mis hijas cuando vi que tenían trastos de todas las épocas. Mis niñas disfrutaron una barbaridad en la exposición que tenían sobre secadores, televisores, neveras y demás de otros tiempos. Los tocadiscos viejos les interesaron un montón. Querían que les comprara uno. Les tuve que explicar que en los museos no puedes comprar nada.
Hay otras partes del museo que me gustan menos. De hecho, cuando fui con mi chico y con las niñas no fuimos a la zona donde te explican que bacterias y demás bichitos están detrás de las medicinas. Me pareció un tema deprimente y yo los temas que deprimen los obvio.
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid, es muy completo. Tiene espacios destinados para los más pequeños de la casa, como el nanoplanetario, donde También lleve a mis hijas al nanoespacio, para que experimentaran con los sentidos, pero no les gustó nada. Lo mismo les ocurrió en el microespacio, un sitio donde hacían experimentos con luces.
En general, salimos contentos del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid. Por eso os lo recomiendo. Me parece un museo ideal para ir con tus hijos y recordar aquellos conocimientos de tus años de colegio e instituto que tienes algo olvidados. Hubo cosas que no entendí, como el Túnel de Cern, dedicado al tema de las partículas. Tal vez debimos optar por una visita guiada. Fuimos a lo barato, es decir a lo gratis. Nos conformamos con cuatro entradas gratuitas y pasamos de la visita guiada por la que te cobraban 3 euros por cabeza. Sólo por lo de las entradas gratuitas ya merece la pena visitar este museo.