El Casco histórico de León es una zona tranquila de esta preciosa ciudad castellana. A mí me gusta pasear por sus calles, sobre todo cuando estoy sola. Es como si te encontraras contigo misma en medio de tanto silencio.
Nunca me pierdo la plaza Mayor, y desde allí voy hasta la plaza del Grano con su suelo empedrado. ir con tacones por su pavimento es un poco escandaloso por el ruido que haces. En esta plaza hay una iglesia pequeña, a la que entré un día que llovía a mares, no para rezar sino para cobijarme. Más que la iglesia me llama la atención la fuente dedicada a los dos ríos de León.
El coche lo suelo dejar en un parking gratuito que hay al lado del parador de San Marcos. Yo pronto me canso de andar y regreso a mi coche y con el coche me voy a comer a algún restaurante de las afueras de León.
Cuando voy con mi chico se me para delante de la fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, muy diferente a las fachadas de otros edificios de la zona. Se queda pasmado. Yo, en cambio, no soy ni de mirar fachadas ni de museos. Me gusta pasear por las calles empedradas de cascos históricos tranquilos como el de León.
Os lo recomiendo. Este casco histórico de León suele tener las calles muy limpias. Lo que echas de menos paseando es que tenga pocas zonas verdes. Es mucho asfalto. No es un casco histórico con muchos turistas. Esto es una ventaja. A mí me agobian las multitudes de turistas. Prefiero la tranquilidad de una ciudad española con gente residente en la zona.
El casco histórico de León es inolvidable con sus murallas, con sus bonitas casas adosadas y con esos puentes que no te dejan indiferente que cruzan el Bernesga, al otro lado de la ciudad de León.