El Rastro de Madrid es un mercadillo en el que puedes comprar y vender lo que necesitas y lo que dejas de necesitar. Yo no lo visito tanto como lo visitaba cuando era adolescente. Entonces iba a vender libros y revistas viejas para sacar un dinerillo extra.
En este mercadillo encuentras de todo. Tienen hasta animales. Mi madre compró unos canario que vendían en un puesto especializado en pajarería que pronto le murieron. Mi chico dijo que los había comprado medios para allá. No fue eso. A mi madre siempre le mueren los canarios pronto porque los empacha con tanta comida.
Yo me voy directa siempre a los puestos que hay en la calle de San Cayetano. Son puestos que venden productos para pintar y cuadros de pintores que sólo conocen en su casa. Me gusta comprar ese tipo de cuadros. Nunca sabes si estás comprando una pintura de un sucesor de Picasso. Mi chico dice que tiro el dinero. El arte siempre es arte. Me da igual que proceda de los pinceles de Dalí que de los pinceles del vecino de enfrente.
En los puestos de la Calle del Carnero y Calle de Carlos Arniche encuentras un montón de libros antiguos. Mi hermana compró allí todos los libros con los que rellenó la biblioteca que montó en su nuevo piso. Le dice a las visitas que son libros heredados de nuestro abuelo. Una gran mentira. Mi abuelo nunca tuvo libros en su casa. Era agricultor.
Os recomiendo El Rastro. Debes conocerlo. Yo siempre le encuentro mucho encanto, con sus puestos al aire libre y toda la gente que hay. A mis niñas también le gusta mucho. Dicen que es un lugar en el que abundan los carteristas. A mí nunca me robaron nada. Debe ser que no me ven cara de millonaria.
Es muy fácil de encontrar. Está en la Calle Ribera de Curtidores y alrededores. Puedes acercarte en transporte público.