Los Centros APAC son las nuevas cárceles nacidas en Brasil que se están extendiendo por toda Latinoamérica. Una hermana de mi suegra trabaja en uno de estos centros de Brasil y está muy contenta. Tan contenta está que nos invitó a conocer el centro APAC en el que trabaja. Yo no me animé a ir y mi santo tampoco, pero mi suegra se nos fue allá. Vino contando maravillas.
Los reclusos allí no se llaman reclusos sino recuperandos. Es gente que está contenta de estar allí porque tienen la llave de la cárcel. Si quieren se pueden ir, pero no se van porque no tienen un sitio mejor. Son personas que, de no estar en la cárcel, estarían en la calle sin techo y sin comida gratis.
La hermana de mi suegra es monja. En estos centros hay muchos curas y monjas que le hablan a los recuperandos de Dios, de la importancia de tener disciplina en los quehaceres diarios y les dicen que no son números sino personas con nombres y apellidos. Les levantan la moral con la religión.
Yo no creo que me levantarán mucho la moral en una circunstancia de reclusión, pero, de tener que entrar en una cárcel, preferiría una prisión de la que tuviera yo las llaves. Así me iría cuando encontrara un sitio mejor.
Os recomiendo los Centros APAC para entrar en prisión de tener que entrar. Allí puedes estudiar, aprender una nueva profesión mientras cumples el tiempo de reclusión. No pierdes el tiempo.
Mi suegra piensa volver. Le encantó el centro y, como su hermana casi no viene a España, aprovechará para volver a verla. La hermana de mi suegra ayuda mucho a los recuperandos a gestionar el centro. Son unos 200 presos recuperandos. Dice la tía de mi santo que sólo el 10% vuelve a delinquir. Los otros se convierten en buenas personas. Los Centros APAC tiene 40 años de historia y sólo han sufrido dos fugas. A la gente les gusta estar allí.