Un espía en la trinchera de Enrique Bocanegra nos lleva a la Guerra civil con una historia de espías que te deja pasmada. El autor de la novela saca del pasado un espía que vino a aquella España en plena Guerra Civil a matar ni más ni menos que al mismísimo Francisco Franco. Es obvió que no tuvo éxito. Hubiera evitado 40 años de dictadura.
Este británico llamado Kim Philby acaba siendo un agente doble: trabajaba para los ingleses y para los rusos. Se presenta como un periodista conservador. No le resulta difícil porque había cursado estudios en los mejores centros académicos de Reino Unido. Era un periodista muy bien considerado porque había sido condecorado por Franco.
Kim Philby vendía a cualquiera. Sólo era leal al partido comunista. Su padre había sido un anticolonialista británico. Las ideas comunistas le venían de familia. Además, el británico Kim Philby era un seductor. Sabía como conquistar a la gente. En el libro vemos como te llevaba a comer a su restaurante favorito. Pero debajo de él había varias capas. Era un hombre que disfrutaba manipulando a los demás. Esto le daba poder. Encima estaba dispuesto a sacrificar todo por sus ideas. En la novela ves como traiciona a todo el mundo constantemente.
El libro es entretenido, sobre todo para una persona como servidora que disfruta con las historias de espías. Los espías son personas inteligentes. Ser espía es como ser actor pero de verdad, es decir, en la realidad que tú vives. Kim Philby, igual que el resto de los espías de la Historia, es un hombre al que le gusta vivir bien. Por eso se hacen espías. Lo de las ideas es algo muy relativo en ellos.
El libro se me hizo bastante largo. Tiene partes que recuerdan mucho a un libro de Historia aburrido que acumula polvo y suciedad en las estanterías de una biblioteca cualquiera. Daba para más la historia. Enrique Bocanegra está un poco verde como escritor. Tiene que seguir mejorando.