Mis hijas llaman al Museo Municipal de Arqueología de Silves el museo del pozo-cisterna-árabe y no les falta razón porque lo más interesante que tiene es el pozo que hicieron los árabes entre los siglos XII y XIII. De hecho todo el museo gira alrededor del pozo.
El Museo Municipal de Arqueología de Silves está en la calle Porta de Lulé. A nosotros nos fue fácil encontrarlo. Mi chico se orienta muy bien en los sitios que no conoce. Fuimos a ver el museo porque mi hija mayor está muy interesada en la arqueología. Una profesora suya le había hablado de este museo de Portugal y quería conocerlo.
A mí me recordó mucho el pozo-cisterna a uno que hay en Tuna Al Gabal, al sur de El Cairo. En la antigüedad se debían copiar los diseños los arquitectos o constructores sin muchos estudios, pero con un buen hacer fantástico en las obras que nos legaron.
No puedo decir que me gustara el museo ni que me disgustara. Era muy museo, con sus vitrinas llenas de cosas procedentes del último período de la dominación árabe en la Península Ibérica. En el museo tienen objetos datados desde la prehistoria hasta la reconquista cristiana. Es un museo grande. A nosotros nos llevó una hora y media recorrer los cuatro pisos con los que cuenta. Mi hija quería quedarse más tiempo, pero no nos era posible. Estábamos de paso.
No descarto volver. Mi hija quedó encantada. Nos contaba que había muchos restos árabes, vestigios de palacios, piezas de cerámica oriental y africana, piezas procedentes de Egipto. Es increíble lo que puede valorar el arte una conocedora de la materia. Mi hija, pese a ser todavía una niña, es un cerebrito. Sale al padre en ser tan intelectual. En guapa se parece a mí.
Os lo recomiendo. Siempre resulta interesante ver los restos de la gente que nos precedió en la Historia de la Humanidad. Tenían el mismo menaje de cocina básico que tenemos hoy en día. Yo comería en los platos que vi en el Museo Municipal de Arqueología de Silves como en los de mi casa.