El Hotel Begoña se encuentra en el centro de Gijón, a 10 minutos a pie de las playas de San Lorenzo y Poniente. Es un hotel perfecto para unas vacaciones de sol y playa sin alejarte de las comodidades de una ciudad donde encuentras un montón de tiendas y restaurantes donde adelgazar la tarjeta de tu marido. Por eso elegí este hotel para pasar unos días con mi familia, suegra incluida.
Nuestra habitación era de las más grandes, sin poder decirse que fuera grande de verdad. Teníamos dos camas, la nuestra y una cama auxiliar para las niñas, casi del mismo tamaño que la cama de matrimonio. Los suelos eran de tarima de madera. La habitación de mi suegra, en cambio, era de las pequeñas. Tenía una cama de niño, según ella. No sé para qué quería una cama más grande: es una mujer delgada que duerme sola. Debería bastarle la cama de su habitación, con mejores vistas que la nuestra, por cierto. También era mejor la conexión wi fi gratuita en su habitación. Mi marido decía que teníamos que cambiársela. Yo pasé de la conexión wi fi del hotel y me fui a un ciber que había cerca para hacer lo que tenía que hacer en mis webs a una buena velocidad de conexión. Mi marido se las apañó en la habitación de su suegra. Era como un hijo que volvía al calor materno.
El hotel no es lujoso. Casi podría decirse que es una pensión. Los cuartos de baño, por ejemplo, son de pena penita. Tienen unos sanitarios viejos que parecen los de los aseos públicos de alguna estación de tren olvidada por RENFE. Yo tuve que limpiar todo a fondo con un desinfectante. Otra desventaja es que no tienes sensación de limpieza. No sé si es porque las habitaciones son pequeñas y una habitación grande, aunque no esté muy limpia no se ve tan sucia. Yo tuve que limpiar todo a mi manera. Mi suegra hizo lo mismo. La limpieza es la única virtud que nos une.
En todo caso, os recomiendo este hotel. Es un hotel que está muy bien para pasar unos días en Gijón si no eres muy exigente.