Marruecos es un país que me fascina. He ido sola, soltera, casada y creo que iré de viejecita cuando necesite un toqué exótico en mi vida, es decir, una vez al año más o menos.
Este país vecino de España es una país con una gran luminosidad, una luz que resalta las paredes encaladas de ciudades como Xauen o Tetuán y en los muros pintados con pigmentos en Fez o Marrakech. Me gusta pasear entre los puestos que venden telas llenas de colores chillones, cerámicas esmaltadas y caftanes para mujeres locales y no locales también. Es lo que más les compro: caftanes. Son una prenda muy cómoda para andar por casa, sobre todo en verano.
Mi chico no es tan enamorado de Marruecos como servidora. A él no le gusta nada el olor a hierbabuena y a especias que hay en los mercados. También está muy presente el olor a azahar de los naranjos. Marruecos es un país de olores y de colores, un país lleno de vida. Nunca te aburres.
Os animo a comprar aceitunas, cuscús, a probar el delicioso cordero. Hasta el pollo que preparan en sus restaurantes te parece más sabroso que el pollo que te venden aquí en España. Pero las pastas de té son mi perdición. Yo regreso a casa con kilos de más de las pastas de té que devoro a todas horas cuando estoy en Marruecos.
Estoy acostumbrada a este país, a su música chaabi que suena a todas horas en las radios locales. Como os decía, gasto un montón de dinero en los mercadillos. Compro productos de cuero, forja, alfombras con gruesos nudos que cuelgan en las paredes de los mercados. Las alfombras las suelo comprar para regalar. Son un regalo muy preciado por mis amistades. He llegado a comprar azulejos para intercalar en el alicatado de la cocina.
Me gustan mucho las grandes ciudades imperiales del sur. Por ejemplo, Marrakech, Casablanca, Rabar, Meknes y Tetuán. Las calles de Tánger y Tetuán me recuerdan mucho el pasado español de estas ciudades. Están tal cual las ves en Tiempo entre costuras, la famosa serie que emitió Antena 3.
Os recomiendo visitar Marruecos, aunque sólo sea para ir a las playas. Mis playas favoritas son las de Asilah y Essaouira y la de Sidi Koanki más al sur.