Tal vez la extraña variante de la enfermedad de Alzheimer que le detectaron a Terry Pratchett hace cuatro años haya modificado sustancialmente sus planes editoriales, pero en las novelas del Mundodisco que lleva publicadas desde el año 2000 puede rastrearse, sin ninguna dificultad, una marcada intención de ampliar el reparto de personajes que habitan este peculiar mundo plano.
Posiblemente a raíz del éxito que tuvo El Asombroso Mauricio y sus Roedores Sabios (2001), primera novela juvenil del Mundodisco, Pratchett creó la saga de Tiffany Dolorido, una joven bruja que combina su formación como tal con increíbles aventuras en las que tiene que salvar el mundo. Una saga orientada también a lectores jóvenes y que ya cuenta con cuatro títulos.
El nuevo milenio también ha visto nacer un par novelas protagonizadas por el estafador Moist von Lipwig, un individuo escogido por el mismísimo patricio para que ponga en marcha la vetusta oficina de correos de Ankh-Morpork (Cartas en el Asunto, 2004) y el Banco de la Ciudad (Making Money, 2007). Si todo va según lo previsto, la tercera novela de esta nueva saga saldrá en un futuro cercano con el título de Raising Taxes.
Pero este esfuerzo por crear nuevos personajes principales para el Mundodisco comenzó en el año 2000, cuando apareció en las librerías La Verdad, novela número veinticinco de la serie. Claro que si queréis enteraros de cuál es el personaje nuevo que se presenta en este libro, tendréis que leer el argumento que presento a continuación.
William de Worde es un joven aristócrata enemistado con su familia y, por tanto, sin demasiado dinero a su alcance. Para ganarse la vida, suele escribir cartas mensuales a nobles de países extranjeros para informarles de las novedades de la ciudad de Ankh-Morpork y ganarse unos dólares.
Pero cuando un grupo de enanos inventa la imprenta de tipos móviles, William encuentra la oportunidad de expandir el negocio. Así nace el Ankh-Morpork Times, un boletín diario que recoge todo lo que acontece en esta gran urbe. Es decir, todo lo que sea interesante, todo lo que haya sucedido realmente y, especialmente, todo lo que otra gente no quiera que se publique en el periódico. ¡Cualquier desvelo es pequeño con tal de que los ciudadanos estén bien informados!
Pero la cosa se sale de madre cuando se produce un ataque bastante inusual en el palacio del patricio, supremo gobernante de la ciudad. Un suceso que, de ser cierto, modificaría la estructura de poder de Ankh-Morpork. En tal estado de cosas, la Guardia y el Ankh-Morpork Times, a pesar de su mutuo odio a primera vista, se ven obligados a trabajar juntos para descubrir la verdad. O algo por el estilo.
Como suele suceder con ciertas novelas del Mundodisco, al lector le puede costar un poco de tiempo entrar en la historia que el señor Pratchett pretende contarnos.
Digamos que las primeras cien páginas de La Verdad se hacen un poco desconcertantes. Pero una vez que el Times queda establecido y le cogemos el aire a ese par de matones estilo Pulp Fiction, llamados señor Alfiler y señor Tulipán, que se erigen como los villanos de la historia, estamos preparados para disfrutar de todo lo bueno que esta novela tiene que ofrecernos. Que no es poco.
Para empezar, encontramos, de nuevo, tensiones raciales en Ankh-Morpork. Un grupo de ciudadanos notables considera que la buena y vieja ciudad se está llenando hasta los topes de individuos de todas formas, colores y tamaños sin que el patricio haga nada por evitarlo. ¿Algo de esto os resulta familiar?
Este planteamiento da la oportunidad al autor de desarrollar un alegato anti-racista de gran calado y de propinar un sutil palito al común de los ciudadanos que formamos parte de la opinión pública. Y es que por mucho que nos llenemos la boca con que queremos que se nos informe de la verdad oculta en los manejos políticos que se llevan a cabo en las trastiendas del país, lo único que leemos con pasión son mamarrachadas sin importancia acerca de vegetales con formas graciosas y descabellados raptos alienígenas. Hora de la autocrítica, amigos.
Sin embargo, si un libro del Mundodisco no nos hiciera reír, no sería un libro del Mundodisco. Y este lo consigue en más de una ocasión. Conoceremos a un vampiro intentando dejar ese rollo de la sangre por medio de un grupo de autoayuda y dedicado en cuerpo y no-alma a la fotografía (¿os imagináis qué sucede cada vez que recibe un fogonazo de luz brillante procedente de su cámara oscura?), a un muchacha tan mojigata como atractiva que se pregunta por qué todos los chicos jóvenes son tan amables con ella. Y, en general, gozaremos con el carácter oportunista (por decirlo sin palabrotas) de la gente de Ankh-Morpork. El hecho de que el recién creado periódico ofrezca una jugosa recompensa por encontrar a un perrito perdido, no implica que uno no pueda darse un paseo hasta la redacción con su loro, gato o tejón para probar suerte, ¿verdad?
Pero además de ser un libro hilarante en su superficie y con ciertas ideas la mar de serias (y preocupantes) surcando sus profundidades, La Verdad nos servirá para conocer al periodista William de Worde. Un flamante personaje que repitió aparición en la novela número treinta y uno de la serie (Regimiento Monstruoso, 2003) y que, con independencia de lo que nos depare el futuro, ha contribuido a enriquecer este excepcional universo de fantasía. Disfrutad.