Sevilla tiene su mayor punto de interés en el centro histórico, donde al visitante le es indispensable la visita a lugares como la Catedral y la Giralda, los Reales Alcázares, el Archivo de Indias, La Torre del Oro y el Barrio de Santa Cruz, entre otros.
Sin abandonar el centro de Sevilla, además de las populosas y comerciales calles de Sierpes y Tetuán, podemos encontrar una gran cantidad de Iglesias de diversa antigüedad, todas ellas de gran valor artístico, especialmente en su interior, donde podremos disfrutar de imágenes procesionales de Semana Santa de gran valor escultórico.
Pero además si prestamos la suficiente atención en nuestro pasear por el centro sevillano, descubriremos rincones de gran belleza, como el Postigo del Aceite, la Casa de Pilatos, los Baños de la Reina Mora, la Torre de Abdelaziz o la Torre de Plata, que pueden pasar desapercibido para los poco observadores.
Fuera del centro, pero próximo a este podemos encontrar el bello Parque de María Luisa, plagado de fuentes y monumentos entre arboledas, que además alberga a los Museos Arqueológicos y el de Arte y Costumbres, el Pabellón Real, y la estrella del lugar, la Plaza de España.
Pero no sólo de monumentos vive el turista, y Sevilla ofrece al turista una amplia oferta gastronómica que va desde las típicas tapitas sevillanas que se pueden degustar en la multitud de bares existentes en la ciudad, pasando por la cocina más tradicional hasta la cocina de moderna y de autor.
Como algo negativo de la ciudad, es la escasez de oferta cultural, especialmente en cuanto a teatro se refiere, donde es imposible competir con ciudades como Madrid o Barcelona.