Uno de los aspectos más destacables de este magnífico hotel es sin ningún lugar a dudas su emplazamiento en lo que podemos considerar como el nuevo centro de Sevilla.
Pero a su situación comercial, se le une su ubicación estratégica en cuanto a los posibles medios de transporte, pues está muy cerca de la estación de ferrocarril de Santa Justa, a menos de 500 metros y por ende bastante cerca de la A-92, SE-30 (que conduce a todas las direcciones posibles) y la A-4 que comunica con el Aeropuerto de San Pablo.
Lo siguiente que destaca es el buen trato y profesionalidad de todo su personal, tanto en recepción como en cualquiera de sus instalaciones.
En cuanto a sus instalaciones y servicios, debo decir que cuenta con un restaurante de gastronomía andaluza de buena calidad, coqueto y excelente servicio, pero algo caro.
También dispone de una piscina de la que no es nada destacable excepto el buen estado del mobiliario y la limpieza de la misma, así como posee un bar, pero que no utilizamos.
Aunque últimamente no he disfrutado de su discoteca, llamada “Abril” y antes conocida por “El Coto”, debo decir que siempre ha gozado de un buen ambiente.
En cuanto a sus habitaciones son bastante confortables, al menos la básica con cama de matrimonio que es en la que estuvimos hace algún tiempo, y que poseía un mobiliario en perfecto estado, amplias y con una decoración bastante funcional, cuidada y con todas las comodidades necesarias. Posee un baño completo, también amplio y con algo que le encanta a las señoras, un secador de pelo y un buen surtido de amenities.
Suelen tener buenas ofertas para pasar la noche de fin de año con cena y cotillón incluido, por lo que es una opción muy a tener en cuenta para esas fechas.
También he tenido la posibilidad de asistir a una venta de libros en unas de sus salas de convenciones, y la verdad que son bastante amplias y están perfectamente cuidadas como el resto del hotel, que se muestra muy acogedor.
Por último indicar que nuestra estancia fue tan breve como perfecta y como único negativo, es que la calidad hay que pagarla.