Lo mejor sin ningún género de dudas de este restaurante son sus vistas hacia la Sevilla de la Torre del Oro y la Real Maestranza de Caballería, dada su estratégica ubicación en la trianera calle Betis y su amplia terraza que nos ofrece estas vistas.
No obstante en su interior y en función de la ubicación de nuestra mesa también podremos disfrutar de estas vistas, pues cuenta con unos magníficos ventanales. Además esta ubicación se me antoja más cómoda que la de la terraza, donde las moscas y mosquitos, dada la cercanía del río y pese a las precauciones tomadas por su dirección, resultan en ocasiones un tanto insoportables.
Su especialidad gastronómica es el pescaito frito, del que cuenta con una amplia variedad y platos por los que al fin y a la postres es famoso el lugar, pero que no es lo único que nos puede ofrecer su variada y extensa carta. Aunque particularmente os recomiendo su exquisito adobo.
El servicio en todas las ocasiones en las que he visitado el lugar, puedo decir que ha sido bueno, recibiendo un trato eficaz y agradable.
No obstante todo lo anterior, no me parece el mejor lugar de Triana para comer pescaito frito, siempre que no tengamos en cuenta su magnífica ubicación, pues existen locales con mejores precios (no considerando a éste caro) y de calidad igual e incluso superior, siempre bajo mi criterio.