Aunque hay muchas piedras preciosas ( rubí, zafiro, esmeralda...) Mención aparte merece el carbono puro cristalizado en el sistema cúbico, más comúnmente conocido como diamante o brillante, debido a la extraordinaria claridad de su brillo; de hecho, los griegos clásicos creían que eran fragmentos desprendidos de las estrellas o las propias lágrimas de los dioses olímpicos.
Es la piedra más dura conocida por el hombre, su denominación proviene del griego " adamas ", es decir, indomable. Y curiosamente es la más simple en su composición, la misma que la mina de un lápiz.
Su origen en las profundidades de la tierra es el resultado de la combinación de enormes presiones y temperaturas infernales ( de hecho en 1955 se sintetizaron diamantes utilizando para ello una presión 100.000 veces mayor a la atmosférica y una temperatura cercana a los 3.000º C
El extraordinario valor que pueden alcanzar los diamantes, siempre en alza, proviene precisamente de su escasez: a lo largo de toda la historia de la humanidad, tan sólo se han arrancado a la tierra unas 500 toneladas, de las cuales sólo la mitad pueden considerarse gemas, y aún es menor la cantidad de diamantes con el suficiente tamaño para ser tallados.
La belleza y el valor del diamante dependen en gran medida de su talla, ya que un diamante en bruto parece sencillamente un guijarro vulgar, su transformación en joya es un proceso largo, laborioso y difícil que puede prolongarse durante varios meses y en el transcurso del cual la pieza puede llegar a perder la mitad de su tamaño.
La forma de la talla, que el tallador escoge para acentuar las características de la piedra, puede ser un brillante ( la clásica), oval ( una adaptación de la anterior que aumenta aparentemente el tamaño de la pieza), marquesa ( alargada y puntiaguda en los extremos) , esmeralda ( rectangular con facetas en cada uno de sus extremos y ángulos) , cuadrada o princesa y en forma de perla, corazón y motivos florales.
Curiosamente, hasta el siglo XV los diamantes eran joyas exclusivamente masculinas, siendo la primera mujer que lució una joya con brillantes Agnes Sorel, la favorita del rey francés Carlos VII, también de este siglo data la primera referencia de un diamante utilizado como joya de compromiso, entregado por el archiduque Maximiliano de Austria a María de Borgoña
El extraordinario valor de los diamantes, que se establece en función de su color, su corte, su claridad y sus quilates, y su incomparable belleza ha sido desde el primer momento un excelente caldo de cultivo para todo tipo de leyendas y supersticiones, que van desde su calificativo de maldito a la aseveración de que el diamante descubre al traidor apagando su brillo.
Los grandes diamantes de la historia no se han visto, por supuesto libres de estas leyendas más o menos negras
Es el caso del Koh-i-Noor, la " Montaña de Luz", una piedra que originalmente alcanzaba los 186 quilates , reducidos a 108´93 cuando fue retallado por la reina Victoria de Inglaterra.
Según la leyenda, hace infelices a los hombres, por lo que la supersticiosa soberana ordenó que nunca fuese propiedad de los reyes británicos, sino de sus esposas, actualmente está engarzado en la corona real de la reina Isabel II.
Otro de los más famosos diamantes es el Hope, una piedra de 44´50 quilaes de un profundo color azul, la leyenda afirma que originalmente se encontraba engarzado en una estatua de Buda, fue propiedad de Luis XIV de Francia y desapareció durante la Revolución francesa, reapareciendo en Londres en 1830, cuando lo adquirió un multimillonario Henry Phillip Hope, que le dio nombre.
Se dice que todos sus poseedores fallecieron en circunstancias desgraciadas, como el rey Luis XVI y su esposa María Antonieta, que murieron guillotinados al poco de lucirlo, o el hijo de Hope, Francis , que murió en la indigencia más absoluta tras heredarlo. Actualmente se muestra en una sala del Smithsonian Institute de Washington
El diamante Regente, pesó en bruto 410 quilates y fue regalado al Duque de Orleáns, regente de FRancia durante la infancia de Luis XV ( de ahí su nombre) ya tallado quedó con 140´50 quilates , es uno de los pocos que goza de buena reputación ya que al parecer proporciona fortuna y buena suerte a su poseedor, tras la Revolución Francesa, Napoleón lo llevó engastado en su espada. Actualmente se encuentra expuesto en el Louvre.
El más famoso diría, no por su desgraciada historia, sino por su espectacular tamaño es el Cullinan, descubierto a principios del siglo XX en una inspección rutinaria en la mina surafricana de Premier. En origen tenía un peso de 3.106 quilates, al tallarlo sacaron 9 piezas grandes y 96 pequeñas, las dos mayores pertenecen actualmente a la Corona británica: el Cullinan I bautizado como la " Gran Estrella de Africa ", una piedra de 52o´20 quilates y que hasta hace poco gozaba del mérito de ser el diamante tallado más grande del mundo ( aunque este récord se lo arrebató el " Golden Jubilee",
de 545´67 quilates, una piedra marrón propiedad del rey de Tailandia) y el Cullinan II, la " Estrella Menor de Africa", de 317`40 quilates.
El diamante Nizam, de 430 quilates , que su dueño, el sultán Nizam de Hydebarad, usaba como pisapapeles, la " Estrella del Sur " cuyo descubrimiento en 1833 en Brasil por un esclavo significó su libertad, con 128 quilates, " El Ojo del Idolo" , de 70,20 qulates ( del tamaño de un huevo de gallina) y que según la leyenda fue el pago del jeque de Cachemira al Sultán de Turquía por el rescate de la princesa Rasheetah, el Taylor-Burton ( de 69,42 quilates) y famoso por haber pertenecido a la actriz Elizabeth Taylor, cuya posesión triplicó el precio de la piedra en diez años...la lista de los diamantes famosos es larga y cada uno tiene una interesante historia que contar, algo que el poseedor de un brillante, por pequeño que sea, comprenderá al instante, al fin y al cabo, quizá tuvieran razón los griegos al afirmar que provienen de las estrellas.
Y en tiempos de crisis , donde el oro se paga al precio de ídem, no viene mal tener una de estas fabulosas piedrecitas, por pequeña que sea