Hace un tiempo, llegó a mí en forma de regalo la mascarilla Tradition de Hammán de arcilla marroquí de Yves Rocher.
Se trata de un producto versátil y anticrisis, ya que puede utilizarse tanto para el rostro como para el cabello.
El producto debe aplicarse en forma de capa espesa sobre la piel limpia y seca, evitando la zona del contorno de ojos y la boca. Transcurridos diez/quince minutos, hay que retirarla con agua.
Me gusta mucho su textura: es espesa y con granulitos. También me gusta su olor, aunque reconozco que es tan particular, que puede no agradar a todo el mundo.
A medida que se va secando, el cutis se nota un poco tenso, como tirante. Imagino que este aspecto puede resultar incómodo para algunas mujeres, pero a mí no me desagrada especialmente.
Una vez seca, adquiere un aspecto como de barro seco, pero se retira fácilmente con agua fresquita.
Ésta no es una mascarilla agresiva, pero ya desde la primera aplicación, noté mi piel muy suave y sin brillos. El aspecto de los poros mejora bastante y también ayuda a eliminar granitos. Lástima que este efecto no sea duradero a largo plazo y haya que repetir la aplicación al menos cada 5 o 6 días.
El hecho de que contenga arcilla me echa un poco para atrás en relación con mi melena, así que para mi pelo, con tendencia natural a la sequedad, prefiero utilizar productos específicos.
Yves Rocher comercializa una línea completa llamada Tradición de hamman que consta de exfoliante, bálsamo de argán nutritivo, elixir de masaje oriental, jabón oriental con aceite de Argán y la mascarilla que nos ocupa.
Nota: A pesar de los granulitos que contiene, ésta no es una mascarilla exfoliante. Así que, para pieles grasas de verdad existen mejores opciones, pero es una buena opción para pieles con tendencia a grasa.