Desde bien joven empecé a tomar coca cola como todo el mundo supongo. Al salir la versión light, preocupada por los kilos de más, decidí pasarme a ella.
Desde el primer momento me encantó y me enganchó. Comía siempre con coca cola. Mi marido por aquellos entonces se horrorizaba verme comer una fabada con coca cola light.
Algunas veces he bebido la normal por no haber light y la verdad es que no me gusta ya. La encuentro demasiado dulce. Prefiero la light.
Tuve que empezar a dejar de tomarla ya que me daba muchos gases y retortijones. El aporte de cafeína lo tuve que sustituir por café.
Me costó mucho tener que desengancharme sobretodo por su sabor. No encontraba nada que me gustará para sustituirla y acompañar las comidas. Al final me pasé al agua.
Hoy en día, la sigo tomando en ocasiones y me gusta pero ya no es esa adicción que tenía en su día.