Me gusta la piel muy blanca como la tengo. Por eso en verano de cremas con una protección solar muy elevada. Tal es el caso de la Avene Solar Emulsion SPF 50, una crema solar que consigue que salga de la playa con el mismo color que tenía cuando pisé la arena al entrar. No me pilla nada el sol.
Otro motivo por el que la compro es porque me permite pasar horas y horas en la playa sin quemarme ni salir con rojeces en la piel.
Gasto un montón de Avene Solar Emulsion SPF 50 porque tengo que ponerla otra vez cuando salgo del agua. Esa es la principal desventaja que le encuentro: que no sea resistente al agua. Por lo demás hay que darle un diez.
De precio anda en lo habitual para este tipo de cremas. Un tubo de 50 ml me cuesta 10,95 euros. Hay cremas peores que te las cobran más caras.
El envase es un tubo con dosificador. Siempre le quito el dosificador cuando se va acabando para poder aprovechar bien hasta el final. Casi lo hubiera preferido sin dosificador porque es un latazo andar quitándolo.
El color del tubo es un naranja muy llamativo que le da aspecto de lo que es: un tubo de crema solar.
La textura de esta crema es bastante . Por eso te la aplicas en un plis plas. A mí no me deja ninguna sensación de grasa. Mi piel la absorbe muy bien.
Intento no echarme más cantidad de la cuenta para que el tubo me cunda algo. Es una de las cremas que antes gasto.