El Hotel Selu de Córdoba está en el casco histórico de la ciudad, en una callecita paralela a los Jardines de la Victoria. La mézquita queda a unos 15 minutos de caminata en tacones.
Es un hotel modesto que no te llama la atención lo más mínimo. Tiene una fachada corriente, una recepción pequeña y un solo ascensor para subir a las habitaciones.
Nosotros tuvimos la mala idea de dejar el coche en el parking del hotel y nos clavaron 17 euros por día. Yo por mí lo dejaba en las afueras de Córdoba, pero mi chico se ponía de los nervios con sólo pensar que le pudieran fastidiar el coche. Por eso apoquinamos.
Otra cosa que nos cobraron fue la conexión a Internet. Nueve euros por día. En el Hotel Selu se forran con los extras.
Nuestra habitación era tranquilísima. No esperaba menos de un cuarto que daba a un patio interior. Yo hubiera preferido una habitación exterior.
El hotel Selu es un tres estrellas decente, pero sin ningún lujo. El único lujo que había en nuestra habitación era la cama. Le podías elero y los pies igual que a las camas hospitalarias. A mí no me gustan nada este tipo de camas. Encima el colchón que tenía era más duro que una piedra.
No era una habitación muy grande. El televisor que tenía era de lo más antiguo. Ni lo encendimos. El mueble bar era una neverita pequeña sin ninguna bebida dentro. Mi chico compró unas cuantas para que tuviéramos algo fresquito para beber.
Para más inri no sé quién tenía frío porque una noche nos despertamos asados de calor. Habían encendido la calefacción y no podíamos regularla ni quitarla en nuestra habitación.
Había habitaciones mejores, por supuesto. Las que daban a la calle peatonal tenían terracita, lo cual ya era una ventaja.
El desayuno era un buffet bastante decente. Tuvimos hasta yogures para los niños y colacao como en casa. Con hambre no salías si comías el bacón frito, los huevos cocidos, la bollería, la fruta, el pan tostado que te podías preparar tú misma en las dos tostadoras grandes que había y los mantecados que estaban deliciosos.