Mi primera tablet fue la Samsung Galaxy Tab GT-P1000 que en su día utilicé más como lector de libros electrónicos que como otra cosa. Para navegar por Internet iba muy lenta. Las dos cámaras que traía, una por delante y otra por detrás, hacían unas fotografías de pena. Lo mismo puedo decir de algún vídeo que grabé con esta tablet.
En cambio, para leer libros electrónicos era fantástica. Podías leer hasta en la cama sin mucha luz en la habitación porque la pantalla táctil de la tablet tenía una buena resolución. Era una pantalla de siete pulgadas.
Me había costado 199 euros en una promoción de Vodafone. Estoy hablando del año 2010, a finales. Si la comprabas libre, su precio subía hasta los 900 euros.
Recuerdo que su batería no me duraba gran cosa. Si no la utilizaba mucho, tenía para unas doce o trece horas. La tengo consumido en cinco horas.
Era pequeñita. La podías meter hasta en el bolsillo de los vaqueros. Yo la llevaba en el bolso, por supuesto. Pesaba sólo 380 gramos.
Su sonido era muy bueno. Mi marido la tiene utilizado para hacer alguna videollamada. No se podía comparar con la calidad de las videollamadas que haces hoy en día con las tablets último modelo.
Todavía funciona. La llevó mi madre un día porque le encantó para leer e-books y todavía la conserva.