La Nocilla nunca falta en mi casa. No porque tenga niños sino porque a mí me encanta. La uso mucho para hacer postres. Muchas veces cojo un bizcocho barato en el supermercado y le hago un relleno con Nocilla con un untado por arriba y ya tengo una tarta lista para servir sin necesidad de meterla en el horno.
Ahora la están vendiendo en unos vasos de colores muy monos que estoy coleccionando. Me recuerdan los vasos que coleccionaba mi madre cuando yo era niña. Estos vasos tienen la originalidad de ser de colores distintos. Te vas haciendo con un juego de vasos bonito para las meriendas de los niños sin gastar más.
La Nocilla para mí no tiene nada que ver con esos productos sustitutivos más baratos que algunas veces metemos en la cesta del supermercado porque hay que llegar a final de mes. Es la crema de cacao auténtica, la de toda la vida, la que sabe a Nocilla. Esto de que sabe a Nocilla lo dice mi madre. Ella no le es infiel con otros productos. Toda la vida de Dios compró Nocilla. Mi madre es muy de marcas, sobre todo en productos de alimentación.
La única desventaja que le encuentro es que engorda un montón, pero ¿qué cosa rica no engorda? Además, pro tomar de vez en cuando un pan untado en Nocilla no pasa nada. La báscula te lo perdona. Por cierto, la Nocilla unta muy bien todo tipo de pan, también el pan tostado. Mi chico unta algunas mañanas las tostadas con Nocilla. Están deliciosas; mucho más ricas que con mantequilla.