Hace unos meses estuvimos en la provincia de Teruel y nos alojamos en el Hotel Doña Blanca, Albarracín. Es un tres estrellas donde tienes habitaciones de distintos precios.
La nuestra era de las habitaciones más caras. Yo quería una habitación grande y hubo que pagar algo más. Nuestro cuarto tenía una cama con estilo algo rústico haciendo juego con una mesa y unas sillas del mismo estilo antiguo. Los suelos eran de plaqueta. Teníamos una pequeña terraza desde donde había unas maravillosas vistas a una zona de monte.
No es un hotel lujoso. Las tres estrella que tienen se le quedan algo cortas. Hoy en día hay hoteles de tres estrellas que están mucho mejor que este Hotel Doña Blanca necesitado de alguna reforma.
Lo que no tiene en lujos lo tiene en amabilidad. El personal es muy atento. Siempre están pendientes de todas tus necesidades.
No me gustó que las paredes estuvieran pintadas de amarillo. El color incidía en la sensación de hotel barato que tenías dentro. Bueno, lo de barato habría que matizarlo. Nos cobraron por noche 55 euros y eso no me parece muy barato.
Cuando le comenté al señor de recepción que no me gustaban las paredes amarillas, me dijo que las habitaciones que habían sido remozadas tenían las paredes de piedra. Me enseñó una y todavía me gustaba menos. Las paredes eran como las de esos restaurantes rústicos que tan de moda están. Mejor me quedaba con mi habitación de los años 70.
El cuarto de baño no era grande, pero los sanitarios se veían nuevos. En el cuarto de baño estabas tú sola y te faltaba espacio.