A mi marido le gusta mucho ir a comer a Rimbombín cuando estamos en Bilbao. Por unos 21 euros puedes comer a la carta. No está nada mal teniendo en cuenta la calidad de sus platos.
Tampoco está nada mal que tenga sitio para aparcar. A unos cinco minutos del restaurante tienes un parking gratuito. Es donde nosotros dejamos siempre nuestro coche.
Yo pedí la última vez de entrante una ostra de Cambados que estaba que te chupabas los dedos. Seguí con un bacalao al pilpil delicioso y terminé con una ración de tarta Tartin. Esta tarta es una especialidad de la casa. Siempre la pido. Una vez pedí unos sorbetes y no me gustaron.
El local no es grande. Tienes la sensación de comer en familia, sensación a la que contribuyen los camareros con su trato amable. Las mesas son de madera al igual que las sillas. Está todo impecable.
En este restaurante puedes comer por un precio razonable, como os he dicho, si no te lanzas pidiendo comida. Una vez fuimos con mi suegra y casi nos arruinamos. Pidió a lo grande. Se metió con los platos de setas y pidió repetir el bacalao al pilpil y también repitió la tarta. Mi marido echaba chispas. Un poco más y no tenemos dinero para pagarle tanta comida como se metió entre pecho y espalda.
Os recomiendo, pues, el Rimbombín. Es un restaurante tranquilo. Puedes comer o cenar relajadamente. En este restaurante no hay ruidos, ni niños correteando entre las mesas. La clientela suele ser gente mayor, ese tipo de personas que no meten mal rollo en los locales.