El Conde Lucanor es un videojuego indie que no me gusta nada. Tiene dibujos con estilo retro que no van conmigo. Tampoco va conmigo la música de Bach que le pusieron. Lo de la música se explica porque por las melodías de Bach no se pagan derechos de autor, algo que le viene muy bien al autor del videojuego porque no anda sobrado de dinero.
Este videojuego está ambientado en la Edad Media, pero no tiene nada que ver con el famoso cuento del mismo nombre. Le pusieron ese nombre como le hubieran podido llamar Pepito.
A mí esta aventura pixelada con mucha exploración, terror terrorífico y misterio medieval me deja un tanto indiferente. Al principio me metía miedo. Ahora ni eso. Los personajes y la historia intentan meterte en un mundo fantástico poco creíble. Un mundo que me aburre. No entiendo como a mi chico le gusta tanto este videojuego.
El juego combina misterio y terror con un estilo retro mejorable, a medio camino entre los gráficos de 8 y 16 bits. Recuerda un poco a las sagas The Legend of Zelda, Yume Nikki, Silent Hill y Dark Souls. Es peor, por supuesto. Estas sagas le dan mil vueltas.
¿Y qué hay que hacer en este videojuego? Tenemos que recorrer el castillo Tenebre y colocar velas por todas sus estancias para dejarlo bien iluminado y así poder explorar. Tienes que hablar con los personajes del juego para obtener las pistas que necesitas y descubrir la historia oculta del conde Lucanor, que nada tiene que ver con el famoso conde Lucanor del cuento. Lo que más le gusta a mi chico son los puzles que hay que resolver. Yo me quedo con ese silencio con el que tienes que ir por el castillo. Me parto de risa cuando hay que esconderse bajo las mesas o detrás de las cortinas para que no te pillen los malos.
El videojuego tiene cinco finales diferentes. Dependiendo de las decisiones que tomes llegas a un final o a otro. Para quedar ganador ni siquiera hay que derrotar al jefe final del juego. Como os decía, no os lo recomiendo. Hay videojuegos indies mucho mejores.