Cuando vamos de camping, me gusta llevar unas buenas sillas. Soy de las que no renuncia a la comunidad por estar en mitad de la nada. Una de mis sillas favoritas es la OUTAD Silla de Camping Plegable.
La silla me la vendieron desmontada. Por un lado venían las patas y el asiento por otro lado. Todo venía metido dentro de un escuche de tela con asas cerrado con una cremallera que ya se le estropeó.
Montar las patas me puso de los nervios. Estuve a punto de tirar la dichosa silla. Menos mal que mi marido consiguió ponerle las patas. Ahora es él quien la monta y desmonta. Yo sólo me entiendo con los muebles cuando están montados, sean sillas de camping o mesas de Ikea.
Las patas están unidas con gomas elásticas en el interior. Sólo hay que introducir las 4 barras en cada uno de los extremos del asiento para que que queden sujetas, pero hay que hacerlo y yo tengo poca paciencia para estas cosas. No es muy fácil de montar porque la tela es bastante rígida, las patas te lían y es un poco complicado encajar lo que es la tela del asiento. Necesitas tener fuerza y maña.
No es una silla para gordos. Una vez montada no es excesivamente estable cuando se sienta una persona sobrada de kilos. Una amiga de mi suegra que es gorda como un tonel casi acaba con la vida útil de mi silla. Desde entonces, no se la dejo utilizar a cualquiera.
En todo caso, os la recomiendo. Como os decía, no es para personas gordas, pero casi ninguna silla de camping lo es. Son sillas bastante frágiles.
Lo que sí tengo que decir que es muchísimo más cómoda que otras sillas de camping. La espalda queda bien recogida y eso se agradece cuando sufres de dolores musculares en a zona lumbar.
La conseguí por 27 euros. La vi a vender al doble. Te cobran la marca bien cobrada. Debería ser más barata porque tampoco es para tanto. Yo esta silla no la uso en mi casa. Sólo me siento en ella cuando vamos de camping.