En el The Alpina Gstaad vivimos una fiesta de fin de año inolvidable. Era el año 2013 y el hotel estaba recién inaugurado. Todavía olía a albañiles y pintores. Fue un sueño inaugurar sus estancias.
Yo no esperaba que nuestro viaje a Gstaad fuera tan increíble. La nieve no va conmigo, pero estábamos cansados de sol y playa también en invierno. Por eso optamos por unos días en la nieve para recibir el año 2013 en familia.
Las habitaciones de este hotel son estupendas, el personal es muy profesional y la clientela es de la mejor. Te codeas hasta con famosos.
El hotel es como un edificio de un cuento de hadas. Tiene mucha madera por doquier y predominan los tonos oscuros. En otro contexto no me gustaría, pero, como fuera hay tanta nieve y tanto frío, las estancias del hotel te dan sensación de calidez.
Nuestra habitación no era muy grande. Lo que sí era grande era la cama de matrimonio. Desde la ventana tenías unas excelentes vistas de los alrededores montañosos. Estaba todo muy limpio. En una esquina de la habitación había un saloncito con estilo de casa de los abuelos suizos, como decía mi marido. De hecho, era la sensación que tenías: de estar alojada en la casa de un familiar.
El cuarto de baño volvía a tener mucha madera. la bañera era grande. La potencia de la ducha buena. Las toallas esponjosas y limpias. Los geles y champús de los mejores.
Por fuera, el edificio tiene unas fachadas y unos tejados que recuerdan la arquitectura japonesa. No te imaginas el interior viendo la fachada. Me sorprendió que hubiera tanta madera.
Os lo recomiendo. El hotel The Alpina Gstaad es ideal para pasar unos días en diciembre. Es tranquilo, te tratan como a una Reina y siempre hay algún famoso entre los huéspedes. Cuando estuvimos nosotros había unos príncipes rusos o eso decían ellos que eran.