San Marino me sorprendió gratamente. No esperaba encontrar un país tan bonito. Es una pena que no sea más grande. Está en Italia, en una zona muy montañosa al pie del Monte Titano.
Este pequeño país se recorre a pie. Yo quedé muerta porque las calles son muy empinadas y una no está acostumbrada a subir y bajar cuestas y menos en tacones. Ir en coche por las calles no os lo recomiendo. Son calles tan estrechas que casi no cabe el coche. Si vas andando, te tienes que estar apartando constantemente para dejar pasar los coches. La gente siempre se empeña en ir sobre cuatro ruedas hasta por donde no se puede pasar cómodamente.
El país es una república muy antigua. Parece mentira que sea independiente. Supongo que lo es porque pasaron de cuatro gatos que había viviendo en aquellos montes junto al castillo. Hablando del castillo he de decir que no es otra cosa que la unión de varias torres: la Guaita o Rocca construida en el siglo XI, la Cesta edificada en el siglo XIII y el Montale que es de finales del siglo XIII y que está separada de las otras dos.
Os recomiendo visitar San Marino e ir bien abrigados. Yo casi muero de frío. La zona del castillo es de frío siberiano. Muy bonita pero fría a más no poder. Mi chico hizo muchas fotos porque le hacía gracia ver tanta nieve. Nosotros somos más de sol.
No descarto volver, pero en verano. Fuimos en febrero y te morías de frío. Espero que en el mes de julio o en el de agosto no haya unas temperaturas tan bajas. Supongo también que habrá más turistas. San Marino es un país muy visitado por el turismo internacional. Como dice mi chico, es como Mónaco, pero con menos ladrillo y más salvaje. No le falta razón. Donde está el castillo sobra monte.