Hace tiempo que pienso que el cine español ya no es sinónimo de cine cutre y absurdo. Le estoy dando una oportunidad y poco a poco encuentro comedias que me parecen más que aceptables.
Una de ellas es “”No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas””, una película basada en un bestseller homónimo del que yo no había oído hablar, pero es que hace tiempo que apenas leo nada.
La película está bien, no es para tirar cohetes pero es entretenidilla. Tiene sus puntos, aunque no es de carcajada. Lo cierto es que la ves y ya. No te marca, no te hace pensar, no conservas escenas en el recuerdo, ni para bien ni para mal. Quizá lo mejor de la película es la relación de la protagonista con su entorno, realmente ese es el argumento real. No es una historia de amor al uso, no es una comedia romántica, es la manera de afrontar las situaciones que van surgiendo. Es por eso que la ves sin mas. No hay nada que deducir, nada que imaginar. Quizá se queda un poco floja, pero la sensación final es de que has visto una película en la que todo lo que pasa es para bien, que la vida siempre tiene sus giros pero que se sale de todo. Sólo tenemos que tener paciencia. Esto es algo que para la gente optimista es una realidad y esta película nos deja una sensación de optimismo.
No os esperéis grandes interpretaciones ni grandes diálogos. Todo es muy básico, pero a mi me vale para un domingo tonto en el que lo que quieres es desconectar de todo y reírte un rato. Lástima que como comedia se quede un poco corta.