Parador de Pontevedra: un parador en un palacio renacentista del

Acerca de:Parador de Pontevedra [Pontevedra]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
Lo que más me gustó del Parador de Pontevedra fue una escalinata de piedra o mármol o algo así que tiene en su interior. Mi chico decía que era mármol. No sé si sería un granito pulido porque en Galicia el granito es la piedra predominante. Era una escalinata preciosa y las alfombras rojas que le pusieron contribuían a darle un aire de palacio venido al siglo XXI.

Palacio sí es. Se trata de un palacio del siglo XIV remodelado para ponerle todas las comodidades que necesitamos para vivir cómodamente. El mobiliario del parador es ilustre, hay unas regias escalinatas, piezas decorativas de gran valor, muchos espejos, sobre todo en las habitaciones. Son espejos que ponen a modo de cuadro y que nos vienen genial a las mujeres y hombres presumidos para mirarnos y enamorarnos más de nosotros mismos.

A mí más que nuestra habitación, me gustaron las estancias comunes. Por ejemplo, el comedor con estilo aristocrático, decorado con espejos, cuadros y muchos candelabros te hacía sentir como una princesa con un batallón de vasallos dispuestos a batirse por ti en armas con los enemigos.

Nos quedamos a comer y a cenar en el parador. Nos pusimos hasta las cejas de los ricos pescados gallegos, de mariscos y de alguna carne que me pareció jugosa. Yo soy como mis niñas: me gustan las carnes blanditas. Por eso pasé del cordero y me animé con un solomillo.

Tuvimos la suerte de que era verano y pudimos comer en el comedor de verano que instalan en su terraza ajardinada los meses estivales. Había muy buen ambiente. El turismo que se aloja en este parador suele ser gente mayo. No hay chiquillería. Nosotros tampoco llevamos a nuestras hijas. Queríamos un fin de semana tranquilo.

Os recomiendo el Parador de Pontevedra. Es tranquilo y está bien ubicado. Pontevedra es una ciudad muy mona para ir de compras. Cada día tienen más tiendas de moda chula. Fue lo que hice yo, ir de compras, mientras mi chico hacía sus negocios. Me gusta ser una mujer florero de vez en cuando.

Lo que no me gustó mucho, como os dije, fue nuestra habitación. Nos pusieron dos camas individuales pegadas en vez de la cama de matrimonio que nos gusta y la ventana era tipo celda, lo cual contribuía a la oscuridad del cuarto. No se le puede pedir maravillas a un edificio medieval. Cuando lo construyeron todavía no había venido la época gótica que abrió las ventanas y aligeró los muros.

Fuimos en nuestro coche. Yo casi prefería ir en avión. El aeropuerto de Santiago de Compostela queda a 28 kilómetros. No creo que nos cobrara mucho un taxi.
Fecha:07:21:20 03/08/17
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Categorías:Viajes