El barco es una de esas series españoles con muy buena acogida por el público que de tanto estirarla se convierte en un bodrio intragable y que es abandonada por la mayoría de los espectadores, con lo que se diría que muere de éxito. De hecho, no fui capaz de seguir viéndola y la verdad es que me quedé intrigada con el final, así que he vuelto a retomar la tercera temporada, pero ahora provista con mi mando a distancia para pasar los cientos de minutos que hay de relleno y que no sirven de nada en la historia.
Después de este avance que os habrá predispuesto para mal hacia la serie, empezaré por el principio:
El Barco se emitió en Antena3 entre 2011 y 2013. Combina intriga, drama y, como no, relaciones amorosas entre los personajes, a las que les dan tanta importancia como a la trama en si. Eso me parece uno de sus fallos porque hace que los capítulos no avancen y se limiten a mostrarnos lo tristes que son los personajes por desamores absurdos que tienen solución facilísima, sobre todo teniendo en cuenta la situación apocalíptica en la que viven.
Otra vez que me he vuelto a adelantar. Bueno, sigo: El Barco tiene 3 temporadas que van bajando muchísimo en interés. Es cierto que los capítulos de la primera temporada sigue la misma estructura que los de la última, pero los acoges como novedad y tragas lo intragable. Me explico: Esa manía de intercalar secuencias inacabadas de diferentes situaciones que supuestamente están pasando a la vez hace que te canses. Yo quiero que una secuencia empiece y acaba, que se explique a si misma y tenga tiempo de digerirla, no que me pongas al héroe de turno haciendo una cosa y me aparezca otro personaje haciendo otra cosa por otro lado y me intercales segundos de cada trama con musiquita de intriga. Eso no hace que me intrigue más, sino que me cabree porque además la mayoría de lo que hacen los personajes es incoherente. Es cierto que nunca he estado en su situación (es decir, nunca me he quedado aislada en un barco y toda la tierra del planeta ha desaparecido) pero las personas nos movemos mas o menos por lo mismo y todo lo que hacen los personajes roza la absurdez.
Mención aparte merecen los actores. No se salva ni uno. No creo que sea culpa de su calidad interpretativa, que he de reconocer que hay de todo, pero el problema radica en un pésimo guión y supongo que la dirección no ayuda. Todos están sobreactuados y hay clichés para todos los gustos. Por supuesto no puede faltar el típico graciosillo que va de gracioso pero no tiene ni pizca de gracia, el héroe que se sacrifica por todos, el malhumorado pero buena persona, la niña pequeña que encima es la que pone de voz en off (es algo que no soporto), el malo malísimo que parece un superhombre porque sobrevive a cosas impensables…, cualquier personaje de serie española que os imaginéis está en esta serie.
Creo que queda claro que la serie no me gusta, aunque he de reconocer que la idea es buena y sembró en mi una curiosidad no satisfecha, si no, con lo pesado que me resulta cada capítulo como podría estar viendo la tercera temporada? La respuesta es fácil: Mucho tiempo libre. Espero que por lo menos el final sea decente.