Otro buen pasatiempos o juego de mesa, pero con la variedad de que se necesitan dos jugadores para poder realizar este entretenido juego de estrategia y cierta dosis de buena suerte.
He jugado muchísimo a este pasatiempos de Hundir la Flota, primero con un lápiz y un papel y con mi hermano como contrincante. Era todo un arte el hacer el cuadrado con sus pequeñas casillas donde debías camuflar el portaaviones que ocupaba 5 cuadrículas; 2 cruceros con 4 cuadrículas cada uno; 4 fragatas con tres cuadrículas cada uno y 4 buscaminas de dos cuadrículas.
Al exterior del cuadro general, en la parte superior se ponían letras de la ‘a’ a la ‘k’ (más o menos, dependiendo de lo grande que se quisiera hacer). En el lateral izquierdo, de arriba abajo, se numeraba del 1 al 11 (siempre tantos números como letras), esas eran las coordenadas que luego servían para ir rellenando el cuadro.
El juego comenzaba, cada jugador pedía una casilla, si acertaba donde estaba algunos de los barcos camuflados, se decía ‘tocado’ o ‘hundido’, dependiendo de cuántas casillas ocupaba el barco en cuestión. Así uno y otro jugador, por turnos, hasta que uno de ellos conseguía hundir todos los barcos de su adversario.
Poníamos todo el entusiasmo y hasta nos convertíamos un poco en espías o detectives, pues observábamos la cara de nuestro contrario para ver si por su gesto veíamos algún indicio de la proximidad o lejanía en que pudiera tener sus barcos respecto a las casillas que íbamos eligiendo.
Bien, pues lo del papel y boli aún sigue existiendo a pesar de que hoy día tengamos estos aparatitos electrónicos que son una monada. Por ejemplo, mi nieta tiene uno que le regalaron de la marca MB. Lo peor es que casi nunca tiene a nadie que quiera jugar con ella. Los mayores porque están muy ocupados y su hermana, que le lleva unos seis años, tampoco quiere saber nada de barcos. Así que ya me tenéis a mí, cuando me pilla, haciendo de contrincante con ella y buscando la manera de hundirle sus barcos, pues aunque es pequeña, tiene mucha traza para camuflarlos.
Este juego trae dos cajas, una para cada participante. Cada jugador dispones de dos tableros agujereados, uno arriba y otro abajo. El de abajo es para colocar tus barcos y el de arriba para descubrir los barcos del oponente. El objetivo del juego hundir la flota del contrincante antes de que éste hunda la tuya.
La mayor ventaja de este juego es que permite colocar enseguida los barcos y empezar el juego. Si la coordenada elegida es agua, pondremos una ficha blanca; si es barco, ya sea tocado o hundido, ficha roja.
A mi modo de entender, es uno de los juegos que más entretienen los niños, despierta el espíritu de competitividad pero también de camaradería entre los participantes. Otro cosa muy importante, es que no obliga al menor a un juego solitario, sino que es preciso relacionarse al menos con otro niño, también incluye a mayores que deseen participar y acompañarlo.
Quizá no tenga hoy día tanto auge como la PlayStation, pero entiendo que mientras ésta no hace más que comerles la vista descaradamente y tenerlos completamente aislados de todo y todos, los juegos participativos son mucho más didácticos y recomendables a nivel de fomentar en nuestros pequeños la colaboración, la sana competitividad, las relaciones personales, etc.
Un juego sencillo que ofrece mucho entretenimiento y muchas cualidades didácticas, por lo cual es muy recomendable. Debíamos pensar en ello a la hora de comprar juguetes para regalar.
Para los mayores también va muy bien, es un juego que implica memoria, actividad mental, picardía, estrategia organizativa, etc. Y si le tomas gusto, suele convertirse en un vicio muy deseado.