"Colmillo Blanco" es un clásico de la literatura juvenil que debemos a Jack London. Pero no puedo decir que haya sido u lectura me resultara fácil, al contrario. Fue una novela que aparqué varias veces, hasta finalmente conseguir terminar.
Lo que más me gustó fue su inicio, cuando nos cuenta como Henry y Bill van con sus trineos por la fría Alaska y sufren los ataques de los lobos hambrientos. Van perdiendo sus perros de uno en uno. Finalmente es Henry el que perece víctima de la manada de lobos.
A partir de ahí, los protagonistas serán los animales. London nos habla de una perra-loba que tiene un montón de cachorros de un lobo anciano. Los lobitos se le mueren de hambre, menos uno, Colmillo Blanco.
Esta perra, Kiche, acaba con Colmillo Blanco en manos de unos indios. Allí aprenderá a serle fiel al hombre que le proporciona cobijo y comida. A Colmillo Blanco le cuesta más la lealtad al hombre, es rebelde, pero aprenderá a base de palizas.
No acaba su desdicha cuando se adapta a la vida con los hombres. Su amo es un bebedor que acaba vendiéndolo. Colmillo Blanco pasa a ser propiedad de un hombre que se gana la vida con peleas de perros. Nuestro protagonista sale malherido de una pelea y es entonces cuando es comprado por un minero que vive en San Francisco.
Ya en la casa del minero, tendrá que aprender a convivir con otros perros. Le cuesta. Finalmente lo consigue y tiene cachorritos con la perra de la casa. Es entoces cuando encunetra la felicidad.
El libro tiene 384 páginas. Que no sea largo no facilita la lectura. Yo no lo recomendaría tanto para adolescentes como para personas mayores. Con más edad puedes comprender mejor la domesticación de Colmillo Blanco.