Llegué a Fred Vargas de oídas, por lo que no he seguido el orden cronológico de sus novelas. De momento, sólo he leído dos: esta que voy a comentar y “Un lugar incierto”. Y posiblemente alguien me pregunte ¿esto es importante? Y mi respuesta es SI, sin lugar a dudas. E intentaré razonarlo, porque también me gustaría saber si a alguien más le ha pasado lo mismo. El caso es que me leí su última novela editada por Siruela en primer lugar. Me atrapó en la primera línea y no pude dejar de leer así como así. Me gustaba su ritmo, su estilo, su vocabulario, sus diálogos… todo, teniendo claro que era una novela de entretenimiento. Me duró el libro dos días escasos y me dejó muy buen sabor de boca, así que raudo y veloz me hice con “El hombre de los círculos azules”.
Con esta segunda novela pensé que partía con ventaja, no sólo por conocer a la autora, sino porque el protagonista, el comisario Adamsberg y su equipo, ya eran conocidos para mi. Pero tengo que reconocer que me decepcionó un poco, aunque reflexionando sobre el tema he llegado a la conclusión de que la autora ha ido evolucionando a través de los años y ha ido perfeccionando sus personajes, porque también tengo que decir a su favor que el argumento tanto de una como de otra novela son de lo más interesantes.
EL ARGUMENTO:
Desde hace unos meses, en las calles de París aparecen una serie de círculos azules que albergan en su interior objetos corrientes y vulgares (una bombilla, unas pinzas, una pata de una paloma muerta...), lo cual se convierte en noticia, al hacerse eco de ello algunos periodistas y los habitantes de la ciudad lo reciben entre asombrados y divertidos. Pero no todos sienten los mismo y del mismo modo que un conocido psiquiatra elabora una tesis acerca del significado de estos hechos, para el comisario Adamsberg, recién llegado a una comisaría en la capital francesa, este asunto no le hace ni pizca de gracia. Intuye que alguien va a morir asesinado y que estos aparentemente inofensivos círculos serán la excusa perfecta. Prácticamente a diario va guardando las reseñas que aparecen en la prensa sobre el tema, hasta que un día le pide a su colaborador, el inspector Adrian Danglard –mucho más metódico y minuncioso que él- que se acerque al lugar de los hechos, en cuanto se reciba la alerta de cualquier comisaría junto con un fotógrafo y que vayan elaborando un dossier.
Muy bien planteado y desarrollado hasta el final, a lo que ayudan mucho sus chispeantes diálogos y lo interesante de sus personajes, a cual más original. La novela es bastante amena, fresca y divertida, que no permite que la abandones y esencial para quienes gustan del género policíaco.