Hannah Montana: The movie, es el salto a la pantalla grande de la serie de Disney Channel que causa furor entre los preadolescentes de medio mundo.
La serie ha convertido en una toda una celebrity a Miley Cirus (hija del cantante de country Billy Ray Cirus), que interpreta también a su padre en la ficción. En ella se narran las peripecias de Miley Stewart, una pija que vive en una casa en la playa de Malibú, va a clase y lleva una vida aparentemente normal. Sin embargo, esconde un secreto que sólo conocen su familia y sus dos mejores amigos, Oliver y Lily. Cuando se coloca su peluca rubia y se viste con ropas llamativas es toda una megaestrella de la canción, Hannah Montana.
En esta película, a Hannah Montana se le ha subido la fama a la cabeza: arruina la fiesta de cumpleaños de una amiga, se pelea con otra y desobedece a sus padres. Su progenitor decide enviarla entonces a una granja en Tennessee, en un intento de que Hannah recupere su antigua forma de ser. Allí se reencuentra con Travis, su amor de la infancia...
La película es mejor de lo que me temía/esperaba. A pesar de mis prejuicios iniciales, reconozco que tiene muchos momentos divertidos con una desubicada Hannah, lejos del pijerío de California.
Lo mejor de la película son los mensajes positivos que dirige a los chavales: la importancia de la familia y amigos y los valores de una vida sencilla, por encima de la fama, el dinero y el consumismo desaforado.
Desde un punto de vista adulto, la película es una comedia regularcilla, bastante previsible, pero entretenida al fin y al cabo. Eso sí, peca de cierto conservadurismo. Ni más ni menos que lo que pretendía ser.
Su banda sonora es uno de los puntos fuertes del largometraje. El tema "The climb", que resume la esencia de la película a la perfección, es el más destacable de la misma.
Una película que se puede dejar de ver tranquilamente si no te pirras por el merchandising de Hannah Montana.