El Sheraton Lisboa Hotel & Towers está muy bien situado, casi pegado a la estación de metro y a tiro de piedra del parque Eduardo VII.
Si vas con tu automóvil puedes dejarlo en el parking del hotel. Me sorprendió el servicio de aparcacoches dentro del parking. El primer día pensé que se había colado un aparcacoches tipo gorrilla.
Desde nuestra habitación las vistas de Lisboa eran espectáculares.
Es un cinco estrellas que merece todas sus estrellas.
En limpieza le doy un diez. Nuestra habitación brillaba como los chorros del oro. Los muebles eran clásicos, el televisor de plasma, disponía de caja fuerte, teléfono, mini-bar bien surtido,... La cama era grande y cómoda. Realmente podías decir que dormías en una cama de matrimonio. Yo estoy harta de pedir una habitación con cama de matrimonio y acabar en una cama estrecha o en dos camas individuales pegadas. No fue el caso.
El baño era amplio y estaba muy bien equipado. El kit de baño era muy completo.
El personal del hotel era muy amable. Yo hablo portugués con cierta fluidez, pero no hubiera tenido problemas para entenderme con las camareras de piso y el resto de trabajadores del hotel: hablaban varios idiomas, español incluido.
Entre las instalaciones comunes destacaría la sauna, dos bares, un par de restaurantes, una piscina espectácular, y el jacuzzi.
Tanto en los bares como los restaurantes había un buffet total. Tú te servías lo que necesitabas. el buffet era completo, bien presentado y algunos platos algo minimalistas apra mi gusto.
¿Lo mejor? Yo diría que las vistas. Es uno de los edificios más altos de Lisboa. A nosotros nos dieron una habitación de la plata 15 y veíamos toda la ciudad, pese a que el hotel está en pleno centro.