El Hotel Or Blu de Milán es un hotel que ha sido restaurado con buen gusto. No es un hotel grande, al contrario. Como mucho tendrá unas 30 habitaciones, todas decoradas en tonos marrones.
Está en la Piazzale Lotto, un poco alejado del centro de Milán, pero bien comunicado con la zona más céntrica gracias al metro, que puedes coger en las inmediaciones del hotel y a las líneas de autobuses.
En este hotel encontré unos cuantos empleados que hablaban un español perfecto. Yo entiendo bastante bien el italiano, pero que te hablen en tu idioma es un detallazo, sobre todo cuando estás acostumbrada a alojarte en hoteles de Inglaterra donde la gente habla inglés y gracias.
Tienen a disposición de los clientes una conexión Wi Fi gratuita y unos ordenadores desde donde puedes conectarte si no llevas tu portátil.
Todo estaba muy limpio, incluido el cuarto de baño. Había toallas para dar y regalar, champú en abundancia y secador que funcionaba de cine.
No es un hotel nada lujoso, pese a que ha sido reformado recientemente. Yo le hubiera sacado las alfombras azules de las habitaciones. Demasiada alfombra para mi gusto.
El desayuno te deja con ganas de más. Lo encontré poco variado y sin grandes cantidades. Allí quien vaya con hambre sale hambriento.
Al hotel le quedan grandes las tres estrellas que tiene. No está a la altura de los tres estrellas españoles ni de broma. Muy normalito. Casi parece una pensión buena.
La única ventaja importante que le encontré fue el precio. Supongo que no te cobraban mucho porque está alejado del centro de Milán. A mí me salió la noche a 52 euros, desayuno incluido.