Se trata de una cámara con un objetivo de gran angular denominado ojo de pez, cuyos resultados pueden resultar un tanto divertidos, al abarcar 170 grados que deforma al fotografiarlos de una forma circular, pero que no tiene validez para quién pretenda realizar fotografías normales de andar por casa.
La cámara además cuenta con unas dimensiones bastante reducidas lo que hace que se trate de una cámara ligera y bastante manejable, a lo que colabora su cuerpo de aluminio, pero ello no es óbice para que cuente no sólo con un flash incorporado, sino que además posee una zapata que nos permite incorporar un flash auxiliar.
También oculta un buen poderío en cuanto a su capacidad de obturación y exposición, con lo que nos permite conseguir diversos efectos fotográficos.
En cuanto a uno de los mayores hándicaps, que algunos encontrarán en esta cámara, es que usa carrete, para lo cual usa una película de 35mm., con lo que es necesario el revelado fotográfico para comprobar nuestros resultados.
Si bien no le puedes pedir lo mismo que a una réflex, o la versatilidad de una compacta al uso, esta cámara ojo de pez tiene algo que triunfa sobre las réflex, es su precio, puesto que un objetivo “ojo de pez” para mi Olimpus E-520 cuesta la friolera de más de 800 euros, mientras esta cámara está a nuestro alcance por menos de 100, eso sí, los resultados son algo inferiores, pero el ahorro y uso que se le da compensa de forma convincente.