Se trata de un botecito de forma cilíndrica que al menos el que compramos poseía la cantidad de cien bastoncillos, que aquí reciben el nombre de cotonetes, aunque me consta que existen presentaciones inferiores y superiores en cantidad.
Tal como reza en su etiquetado, las dos puntas de estos bastoncillos son muy suaves pero a la par bastante macizas, lo que hace que el limpiado de nuestros pabellones auditivos sea bastante agradable y seguro, pues su algodón es difícil que se deshilache y por tanto queden trocitos indeseables de sus fibras en nuestras orejas.
Su indiscutible calidad, tiene como resultado un precio bastante elevado, pues sus más de dos euros que nos costó en su momento, me parecen un tanto excesivos, aunque se me antojan ideales para la higiene de los bebés, siempre y cuando tengamos en cuenta que no debemos penetrar con el bastoncillo en el interior del oído o la nariz.