Cariño, he lavado a los niños es un jabón sólido de la firma cosmética Lush, que se caracteriza por un olor rico y dulzón y un color marrón clarito. A mí, en concreto, su olor me recuerda al de los caramelos de toffee y me hace sentir bien porque, además, después de la ducha permanece de forma sutil y durante un ratito en la piel.
Me encantan sus ingredientes naturales, su consistencia y que hace muchísima espuma, algo imprescindible para que me aporte una buena sensación de limpieza. Tras la ducha, la piel de mi cuerpo que tiene una tendencia a la sequedad más extrema, queda muy bien hidratada pero sin ninguna sensación de grasa.
Como principal inconveniente de este jabón, y por qué no decirlo de este formato, señalaría que se derrite con facilidad, por lo que resulta imprescindible hacerse con una jabonera para evitar desperdiciarlo.
Este jabón sólido tiene un precio de unos cinco euros la pastilla de 100 gramos. Un precio un poco caro, sobre todo si se compara con un gel de ducha de hipermercado y si se tiene en cuenta que, al hacer mucha espuma, se gasta enseguida.